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Santa María Magdalena
La Colecta:
Dios omnipotente, cuyo bendito Hijo restauró a María Magdalena a la salud de cuerpo y mente, y la llamó a ser testigo de su resurrección: Concede, en tu misericordia, que por tu gracia seamos sanados de todas nuestras enfermedades y te conozcamos en el poder de la vida perdurable de Cristo; que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Primera Lectura: Judit 9:1,11-14
Judit se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, se cubrió la cabeza con ceniza, y dejó al descubierto las ropas ásperas que llevaba puestas; y en el momento en que en el templo de Jerusalén se ofrecía el incienso de la tarde, Judit clamó en voz alta al Señor, y dijo: 11 «Señor Dios, tu poder no depende del número, ni del valor de los hombres tu fuerza. Tú eres el Dios de los oprimidos, el protector de los humillados, el defensor de los débiles, el apoyo de los abandonados, el salvador de los que no tienen esperanza. 12 Sí, oh Dios de mi padre, Dios del pueblo de Israel, Señor del cielo y de la tierra, creador de los mares, rey de todo lo que has creado, escucha mi oración: 13 dame palabras para poder engañarlos y causarles el desastre y la muerte, pues tienen planes perversos contra tu alianza, contra el templo consagrado a ti, contra el monte Sión y contra la ciudad que es hogar y propiedad de tus hijos. 14 Haz que todo tu pueblo y todas las naciones reconozcan que sólo tú eres Dios, Dios de todo poder y fuerza, y que fuera de ti no hay otro que proteja a Israel.»
Salmo: 42:1-7
1 Como anhela el ciervo las corrientes de aguas, *
así te anhela, oh Dios, el alma mía.
2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; *
¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
3 Fueron mis lágrimas mi alimento de día y de noche, *
mientras me dicen todos los días: “¿Dónde está tu Dios?”
4 Doy rienda suelta a mi dolor, cuando pienso en estas cosas: *
de cómo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,
5 Con voz de alegría y de alabanza, *
haciendo fiesta la multitud.
6 ¿Por qué te abates, oh alma mía, *
y te turbas dentro de mí?
7 Pon tu confianza en Dios, *
porque aún he de alabarle, Salvador, Presencia y Dios mío.
Nuevo Testamento: 2 Corintios 5:14-18
14 El amor de Cristo se ha apoderado de nosotros desde que comprendimos que uno murió por todos y que, por consiguiente, todos han muerto. 15 Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para él, que murió y resucitó por ellos.
16 Por eso, nosotros ya no pensamos de nadie según los criterios de este mundo; y aunque antes pensábamos de Cristo según tales criterios, ahora ya no pensamos así de él. 17 Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. 18 Todo esto es la obra de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el encargo de anunciar la reconciliación.
El Evangelio: Juan 20:11-18
11 María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar dentro, 12 y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la cabecera y otro a los pies. 13 Los ángeles le preguntaron: —Mujer, ¿por qué lloras?
Ella les dijo: —Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.
14 Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, pero no sabía que era él. 15 Jesús le preguntó: —Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?
Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo.
16 Jesús entonces le dijo: —¡María!
Ella se volvió y le dijo en hebreo: —¡Rabuni! (que quiere decir: «Maestro»).
17 Jesús le dijo: —No me retengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes.
18 Entonces María Magdalena fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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