En el siglo I Jesús de Nazaret inspiró un movimiento. Una comunidad de personas cuyas vidas se centraron en Jesucristo y se comprometieron a vivir el camino del amor incondicional, desinteresado, sacrificial y redentor de Dios. Como episcopales, creemos en un Dios amoroso, liberador y vivificante: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Creemos en seguir las enseñanzas de Jesucristo, cuya vida, muerte y resurrección salvaron al mundo.
Tenemos un legado de inclusión, que aspira a relatar y ejemplificar el amor de Dios por cada ser humano; mujeres y hombres sirven como obispos, sacerdotes y diáconos en nuestra iglesia. Laicos y clérigos cooperan como líderes en todos los niveles de nuestra iglesia. El liderazgo es un don de Dios y puede ser expresado por todas las personas de nuestra iglesia, independientemente del género, la identidad sexual u orientación.
Creemos que Dios nos ama a todos, sin excepciones.
Recursos litúrgicos
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